miércoles, 24 de marzo de 2010

Para G cuyo recuerdo sigue vivo en mi corazón

Morir es parte de la vida y desgraciadamente no podemos tener una sin la otra, de pequeña mi primera experiencia con ella fue cuando tenía 10 años, estaba regresando del colegio y cuando íbamos en el carro mi papá nos dijo a mí y a mi hermana que mi bisabuela había muerto. Creo que hasta ese momento realmente no entendía lo que la muerte implicaba pero haber visto a mi papá llorar y el dolor que había en sus palabras me hizo entender lo duro y definitiva que es. De mi bisabuela recuerdo su cabello blanco y su sonrisa, sólo la miraba los fines de semana cuando iba a la ciudad donde vivía y recuerdo que no pasaba mucho tiempo con ella pero que feliz me hacía verla, recuerdo que lo que más me chocó de su muerte fue que precisamente el fin de semana que decido no ir a saludarla fue su último fin de semana viva, después de eso vi la muerte como algo repentino, inmediato e inminente, que no espera a nadie ni pide permiso.


Con el pasar de los años otros parientes fueron falleciendo y aunque lloraba y me dolía su partida iba viendo con un poco más de naturalidad la muerte y como quienes fallecían eran generalmente mis tíos abuelos pues siempre lo tuve relacionado con la vejez. Para mí los jóvenes no morían, no cabía en mi cabeza que alguien de mi edad simplemente no siguiera entre nosotros y creo que aún hoy me cuesta procesarlo.


Hace 6 años un día como hoy, me llamó por teléfono uno de mis mejores amigos del colegio, era el cumple de otro de la clase e iban a salir a celebrarlo, yo tenía rato que no lo veía a él y hacía una semana nos habíamos hablado para reconciliarnos por un pleito tonto de política que habíamos tenido por lo que ni dude en decirle que sí iría a festejar con ellos. Recuerdo que esto fue un miércoles y mis padres no me daban permiso para salir en día de semana por lo que le dije a mi amigo que pasara por mí a las 11 de la noche pues me iba a tirar el portón.


Tenía todo listo para mi gran escape pero el destino tenía otros planes para mí. A las 9 de la noche me dió un dolor de cabeza que nunca había tenido antes, era un dolor insoportable, una migraña que no me dejaba ni siquiera mover los ojos, hasta vomité de tan mal que me sentía y a las 10 y 45 tuve que llamar a mi amigo para cancelarle la salida porque realmente no estaba en condiciones. Mi amigo me dijo que no me preocupara, que descansara y que sobraba tiempo para vernos. Le dije que festejara por mí y que tomara por mí, que hiciera como que yo estaba ahí con él, que fumara y tomara por los dos, nos reímos y colgamos y finalmente logré dormir.


A la mañana siguiente a las 7 sonó mi celular, contensté y era uno de nuestros amigos, recuerdo que me dijo directamente, sin rodeos, "Hubo un accidente en la madrugada y G se murió", yo en ese momento como estaba entre dormida y despierta pues no asimilé lo que me dijo, le contesté que no era posible porque yo acababa de hablar con él y que eso era algo serio que no podía hacerme una broma como esa, su voz que cuando me dió la noticia se escuchaba firme se desvaneció y rompió a llorar y me dijo de nuevo "No, esta muerto, hubo un accidente en la madrugada, iba corriendo, perdió el control del vehículo yo lo vi morir", yo lloré y quedé con él que nos íbamos a encontrar en la casa de uno de nosotros para organizarnos e ir a la vela.


Colgué el teléfono y fui corriendo al cuarto de mis hermanas para darles la noticia y mi hermana que estaba despierta lloró conmigo, me fui llorando al cuarto de mis padres y les conté pero mi madre por ser médico ella ve la muerte con más naturalidad aún y por querer hacerme sentir bien pues minimizó un poco lo que le decía y terminé sintiéndome peor. Recibí la llamada de otro de la clase preguntándome si era cierto lo de G y se lo confirmé, él también lloró y se molestó con él por irresponsable, por andar manejando tomado, por correr con el carro, porque no sobrevivió, porque estaba muerto.


En el camino a la casa donde nos reuniríamos los de la clase y sus amigos más cercanos, 3 horas después de haber recibido la noticia me llegó como un balde de agua fría la realidad, G estaba muerto, no lo iba a volver a ver, no iba a poder salir con él para reponer esa salida a la que no pude ir, ya no podría verlo convertirse en doctor. Sentí que había sido mi culpa por decirle que tomara por mí también, sentí que no había sido buena amiga, sentí que me quedaba sin aire, y lloraba y no entendía y quería gritar y enojarme con alguien, me quede sin aire de nuevo y cuando cerraba los ojos lo veía, olvidé que nos habíamos reconciliado y por un momento pensé que lo había dejado ir con rencores entre nosotros y después recordé la llamada en que nos pedimos perdón y me sentí tranquila porque por lo menos no estabamos peleados y volví a enojarme pero esta vez con él por haber tomado esa noche, me enojé porque no resistió el impacto y me enojé más cuando recordé que el siempre decía bromeando que el se iba a morir joven en el bacanal y después me sentí triste y tuve vergüenza por haber querido culparlo, qué culpa iba a tener él? y me enojé con Dios porque se lo llevó tan pronto y a él también le pedí perdón y quise entender el por qué pero simplemente no pude.


Pasé varios días triste pero reflexioné mucho después de eso, la muerte para mí no era algo que estaba lejos, era ahora algo que podía vivir también, era algo que estaba prensente en mi vida, pasó a ser algo que no pasaba sólo con los viejos y adultos y uno que otro personaje de televisión, le pasó a un amigo, a alguién que tenía mi edad, le pasaba a los de 19 años. Desde ese momento decidí que no iba a vivir teniéndole miedo a la muerte pues la muerte es una parte más de la vida y la vida para poder disfrutarla, hay que aceptar cada etapa que tiene. Y me negué a dejar que el recuerdo de G desapareciera de mis recuerdos. Cuando muere alguien la única forma de mantenerlo vivo es con el recuerdo, porque a como dicen, recordar es vivir dos veces... yo siempre recuerdo este día 24 de marzo y también recuerdo su día de cumpleaños 6 de noviembre y cuando puedo hablo de él y lo que significó para mí dejarlo ir.


G, cuando te fuiste me tomaste por sorpresa, tuve una mezcla de sentimientos que aún hoy me mueven por dentro. Vos sabés que te quiero muchísimo y que siempre te llevo presente, sabés? recuerdo nuestros pleitos, las veces que nos reímos, el par de besos que nos dimos jugando a verdad o reto, la primera vez que fumamos juntos, las borracheras después de clase, las reconciliaciones, la vez que te di copia para el exámen de matemática y nos descubrieron y vos hablaste con el director para que te reprobaran a vos y no a mí, recuerdo aquel cumpleaños que celebramos en mi casa, el grafiti que hiciste con mi nombre, la carta de amor que me escribiste y todos los rebanes que teníamos. Quizá no hay nada después de la muerte, quizá si existe el cielo y estás ahí viéndome en este momento, quizá renacemos y es probable que ya hayas nacido de nuevo pero sea lo que sea vos estas vivo, estas vivo mientras te recuerde, mientras tus amigos te recuerden, estás vivo cuando hablo de vos, estás vivo cuando escribo de vos, estás vivo cuando te apareces en mis sueños y estás vivo siempre que haya alguien que lea esto que estoy escribiendo.


Te quiero por siempre.

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